Soy consciente que desde mi mas tierna infancia fui marcada por una cultura, me enseñaron una religión y una forma de estar y no puedo librarme de su impacto.
En la madrugada del Jueves Santo pienso en mis raices, en como era mi familia, en las emociones vividas en las procesiones de mi pueblo y como todo eso me calaba hasta lo mas profundo.
Nunca he sido libre para elegir un credo.
Desde que hice la Primera Comunión estoy abducida por Jesús de Nazaret. Me encanta su descaro ante las autoridades, su amabilidad y comprensión con las mujeres, su actitud con los niños, con los leprosos con los ciegos, su desprecio hacia los sacerdotes y los ricos, sus desprendimiento de los bienes materiales...
¡Es mi tipo ideal!
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