Hay acontecimientos que me producen una profunda tristeza, uno de ellos son las vidas truncadas cuando están empezando a vivir.
Es verdad que la vida es frágil y que accidentes, enfermedades y otras causas, pueden interrumpir esa aventura tan maravillosa que es la vida.
Pero cuando ese desgarro lo provocan personas que además sacrifican sus propias vidas en aras de una creencia, de un fanatismo o una lucha inducida por mentes enfermas, pienso en la cantidad de dolor que desencadena y en lo inexplicable de nuestra condición humana.
Georgina había vivido el sueño de estar con su ídolo Adriana Grande. Había vivido la emoción de su concierto favorito, sale del local y un acto incomprensible para ella, le arrebata la vida.
Sus padres, su entorno, quedan desolados.
¡Que pena!
¿por este camino vamos a algún sitio?
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