Somos el único animal que tiene un documento escrito para regular las relaciones con sus semejantes.
La mayoría no la hemos leído aunque nos suena un poquito la letra.
El espíritu de La Constitución es reconocer los derechos de las personas e indicar sus obligaciones.
Somos un grupo de primates que hemos sido capaces de vivir respetándonos.
El próximo paso es aprender a amarnos.
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