Cuando llegué, hace 50 años a Madrid, en seguida me dí cuenta que esta ciudad encajaba en mi personalidad, era de mi talla, comprendo que es pretencioso por mi parte, pero yo me encontraba en mi elemento y Madrid nunca me defraudó.
Me he sentido bien en Priego, en Granada...pero Madrid ¡ES MUCHO MADRID!
Ahora me voy, no se si podré prescindir de la alegría de sus calles, de sus árboles, de sus fuentes...pero voy a intentarlo.
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